Comprar en el Chelsea Market

En Chelsea no solo hay bares y galerías de arte. Según comprobó nuestra presidenta, también hay una de las mejores opciones de la ciudad para consumir comida fresca.

POR: Katingo Haché de Santelises

En una vida anterior, el edificio donde hoy se encuentra el Chelsea Market fue el lugar donde se inventó y se produjo la Oreo, de Nabisco. El que hoy ese mismo edificio sirva para albergar el total opuesto gastronómico de esa galletita es uno de los chistes que aparecen por doquier en una ciudad tan culturalmente densa y en constante renovación como Nueva York.

En efecto, los puestos de comida que están dentro del mercado van desde la charcutería y la pescadería especializada hasta la venta de pasta fresca. En un viaje reciente, junto a mi hijo Jean Alejandro, arquitecto radicado en Nueva York, comencé un recorrido justamente en ese último puesto, para preparar una cena para cinco. Entre la pasta de zanahoria, de espinaca y de tinta de calamar nos fuimos con dos libras de una integral. De la sección de especias nos llevamos un compuesto de sazón italiano, junto al ajo, el perejil y unos tomates comprados en otros puestos. Para la selección de los mariscos nos sentimos en manos expertas: inicialmente pensábamos añadir solo almejas a la pasta, pero los vendedores nos recomendaron llevarnos aparte la pesca más fresca del día, que incluía calamares con y sin cabeza, así como masa de langosta de Maine –allá tienen disponibles estos crustáceos también vivos y ya hervidos en su caparazón–.

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Combinado con un aceite de oliva y limón que compré en Eataly y un mozzarella de un mercado cercano en el vecindario, la visita al Chelsea Market fue un éxito en la mesa en casa.

Si ustedes pasan por allá, no es necesario tener una cocina propia a mano para comprobar el sabor y la frescura de los ingredientes disponibles: también es posible probar platos preparados allá mismo, o comprarlos para llevar.

Fotos: Katingo Haché de Santelises y Jean Santelises Haché