El cine Metrograph es una fantasía

Nueva York es la ciudad donde los sueños se hacen realidad, y en este caso, en un local de la calle Ludlow se hizo realidad el sueño de miles de cinéfilos.

Uno de nuestros allegados nos vino con esta impresión del nuevo cine Metrograph de Nueva York, inaugurado hace unos meses: «Es ‘the real deal’… algo de verdad-verdad». Esa afirmación defensiva viene por algo: sería fácil desestimar a esta fantasía exquisita, con su menú gourmet de palomitas de maíz –que incluye desde la humilde sal marina hasta una versión de cacio e pepe–, su ubicación en el Lower East Side y su público barbudo como mucha espuma y poco chocolate, pero esos atributos son solo acompañantes del plato fuerte, que es la sesuda selección de contenido del Metrograph.

Por ejemplo, nuestro allegado pudo asistir a un ciclo de cine de la espectacular actriz Maggie Cheung, reina de la pantalla de Hong Kong. Este pasado diciembre exhibieron una selección de películas navideñas, con títulos como Meet Me in St. Luis –proyectada en 35 milímetros gracias al Kinoton FP-30D, y quien quiera ponerse nerdo puede ver los proyectores de ambas salas en acción a través de una ventanilla–. Otro ejemplo: la cartelera de enero de 2017 incluye una muestra de cine con mirada de mujer, con nombres como la aplaudida directora francesa Agnès Varda y la siempre sorprendente regista argentina Lucrecia Martel.

Pero para llegar ahí hay que pasar por el lobby con piso de terrazzo, por los uniformes prolijos del staff, por la tipografía minimalista minuciosamente elegida para toda la señalética, un restaurante inspirado en las cafeterías de los estudios de cine alrededor de 1920 y la exquisita tela de algodón rojo que usaron para tapizar los asientos, cuya madera salió de las vigas de la antigua refinería de azúcar Domino de Brooklyn. Lo bueno es que la selección del Metrograph tiene con qué respaldar toda esa atención casi excesiva a la decoración y la dirección de arte. Por eso, si están por Nueva York y quieren sentirse dentro de una película de Godard, este definitivamente es el lugar.

Fotos: Metrograph, Nick Solares y Luisa Rollenhagen